Después de más de 30 días de bloqueos, marchas y enfrentamientos, Imbabura busca ‘levantar cabeza’. La provincia más golpeada por el paro indígena, que mantuvo cerradas sus principales vías, busca ahora estrategias urgentes para recuperarse de un mes que dejó pérdidas que superan los $70 millones y miles de empleos en riesgo.
El anuncio de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) de poner fin a la paralización, el 22 de octubre de 2025, abrió paso a una etapa distinta: la de recuperar la economía provincial y atender los efectos sociales que, según los gremios, son “profundos y devastadores”, a pesar de que organizaciones locales no aceptaron la decisión nacional.
Imbabura no aguantaba un día más de aislamiento
Durante las casi cinco semanas de conflicto, representantes del comercio, la industria, la construcción y el turismo advirtieron que la situación era insostenible. “El sector comercial y productivo de Imbabura no puede pasar un día más de aislamiento, porque es insostenible”, había expresado el presidente de la Cámara de Comercio de Ibarra, Ramiro Aguilar, antes del levantamiento de las medidas.
Las cámaras económicas alertaron que el paro dejó al turismo con ocupación cero, afectó hasta un 80% del movimiento comercial y frenó totalmente la construcción. En sectores como el textil, las pérdidas superan los $15 millones, mientras que la agricultura registró hasta un 50% de afectación.
Las principales organizaciones empresariales solicitaron al Gobierno Nacional medidas concretas, entre ellas la reducción temporal del IVA al 8%, líneas de crédito especiales y la instalación de mesas de reactivación económica.
Un plan nacional para la recuperación
El presidente de la República, Daniel Noboa, anunció, sin ofrecer mayores detalles, un programa de reactivación económica con una inversión superior a $50 millones, destinado a las zonas más afectadas por las movilizaciones, entre ellas Imbabura, el sur de Carchi y el norte de Pichincha.
Noboa destacó el respaldo de los ciudadanos que “apuestan por el trabajo y el desarrollo” y rechazó los bloqueos. “Es un atentado a la democracia. Desde el Gobierno siempre existe diálogo con las comunidades, por eso no es un paro nacional sino focalizado”.
El presidente de la Conaie, Marlon Vargas, en cambio, explicó que la decisión de suspender el paro busca “proteger la vida de las comunidades” y exigió al Ejecutivo la desmilitarización de las zonas indígenas, la liberación de los detenidos y la reparación a las familias afectadas.
La organización adelantó que la lucha continuará en los territorios, enfocada en la campaña por el “No” en la consulta popular venidera, lo que mantiene abierta la tensión política con el Gobierno.

Acciones locales para salir de la crisis
Previo al cese de los bloqueos, que comenzaron a ser despejados por militares y policías la tarde del 22 de octubre, los municipios de Imbabura comenzaron a tomar medidas para intentar recomponer la economía.
Antonio Ante, uno de los principales polos textiles del país, lanzó un plan de alivio económico inmediato, que incluye la exoneración de arriendos y tasas para comerciantes de los mercados Central y Andrade Marín durante 30 días, además de la eliminación de multas entre octubre y diciembre.
El plan también contempla plazos adicionales para la regularización de puestos, suspensión de recargos por agua potable hasta diciembre y reducción de patentes municipales para negocios que demuestren pérdidas. El cabildo anunció además una solicitud formal al Gobierno para que la banca (pública y privada) facilite refinanciamientos e incentivos crediticios para los sectores productivos.
En el ámbito promocional, el cantón reforzará su campaña “Antonio Ante de moda todo el año”, con presencia publicitaria en rutas interprovinciales, participación en ferias nacionales e internacionales y actividades culturales permanentes. También se activará un programa de impulso a la producción agrícola rural y apoyo a emprendimientos liderados por mujeres y jóvenes.
En Ibarra, el Municipio anunció el plan denominado “Ibarra Vive”, enfocado en tres frentes: turismo, comercio e inversión pública. El alcalde Álvaro Castillo sostuvo que la ciudad debe levantarse “con decisión y esperanza” tras un mes de pérdidas generalizadas.
Según el diagnóstico municipal, el sector comercial y productivo registró una caída del 70% al 80% en ventas, y el turismo tuvo cancelaciones superiores al 90%.
“La grandeza de una ciudad no se mide por las veces que cae, sino por la fuerza con la que se levanta. Vamos a invertir donde más se necesita, respaldando al emprendedor, al productor y al trabajador”, expresó Castillo.
El plan contempla ferias en parroquias urbanas y rurales, reactivación de rutas turísticas, convenios con operadores privados y proyectos municipales orientados a generar empleo directo.
Los retos tras el paro
Imbabura, ubicada en el medio del corredor Quito–Tulcán, según gremios y autoridades locales, depende en gran parte del comercio interprovincial y transfronterizo, lo que la volvió especialmente vulnerable al cierre de vías que duró más de un mes.
Sin embargo, también reconocen que la reapertura de carreteras no resuelve de inmediato los daños acumulados, pero consideran que es el primer paso para volver a la estabilidad.
“Si el Gobierno actúa rápido, podremos empezar a recuperarnos. Pero si no lo hace, el daño puede volverse permanente”, advirtió uno de los voceros empresariales. (FV)

